jueves, 26 de abril de 2012

Capítulo 18.

 *En la puerta del ayuntamiento*
-¿Pero qué te piensas que soy tonta? ¿Tú de qué vas?
-Brenda, escúchame, por favor.
-No, no me da la gana. Estoy hasta las narices de escuchar las mismas cosas sobre nuestra relación.
-Pero sólo es eso, comentarios. Nadie te puede confirmar si son o no verdad.
-Que no Pablo, que pases de mí, que he visto como tonteas con Susana...
-¿Con Susana? Venga ya, esto es flipante...
-No, ahora no te hagas el loco, que entre vosotros hay demasiado buen rollito. Con mi mejor amiga, ¿cómo te atreves? Y esa... esa me las va a pagar caras. -Dijo con odio.
-Brenda, ¿estás oyendo las gilipolleces que dices? Que yo te quiero a ti. Susana es mi amiga, y una de las mejores.
-Ya, pero no es normal que le cuentes las cosas a ella antes que a mí, que la llames por las noches para hablar con ella, que siempre que estais juntos es como si yo sobrara. Y el otro día quedasteis, que yo misma os vi y se os veía muy felices y muy bien juntos...
-El otro día quedé con ella para comprarte el regalo de reyes, que no tenía ni puta idea de qué comprarte y con el viaje que he hecho con mi familia a esquiar no he tenido tiempo de pensar en tu regalo, pero muchas gracias por tu confianza...

                                        #Narra Marcos#
 *En el portal*
Joder. Ashley se había quedado petrificada, no se movía ni hablaba, me costaba detectar si respiraba, pero sí, lo hacía. Puede que haya quedado como un subnormal y un cursi, puede que nuestra amistad se joda, pero necesitaba decírselo.
-¿Ashley, estás bien? -Le dije tocándole la cara.
-Emm.. sí, sí. -respondió alejándose un poco- Yo... em... bueno, me voy ya. Adiós. -En cuestión de segundos había desaparecido de mi vista.
La verdad, me quedé un poco... ¿cómo decirlo? ¿decepcionado? Sí, esa es la palabra. Estaba decepcionado, no con Ash, o tal vez sí... Puede que conmigo mismo por haber hecho esta locura, por haber dicho cosas que lo habían estropeado todo.
Subí a mi casa y me senté en el borde de la cama, hundí la cara entre mis manos y empecé a llorar. Lloré durante unas cuantas horas, como un niño pequeño, sin parar, sin emitir ningún sonido. Creo que nunca había llorado tanto, creo que desde aquel día me quedé sin lágrimas.

No llevábamos ni un mes de instituto y ya se acercaban más fiestas. Quedaban un par de días para Santo Tomás de Aquino y todo el instituto estaba revolucionado. Casi no dábamos clase. Nunca abanzábamos materia ya que nos pasábamos las horas discutiendo sobre quién haría cada prueba y todas esas cosas. Pero yo seguía con la misma rutina de siempre: en cada cambio de clase buscaba a Ash, pero cuando la tenía cerca no me atrevía a volver a hablar con ella. La dejaba pasar por mi lado, sin echarme esa sonrisa que tanto me gusta, sin mirarme a la cara... Llevaba desde el día que vino a mi casa sin dirigirme ni una sola palabra, no era justo, pero no podía hacer nada para impedirlo. Pero hoy sería diferente.
Sonó el timbre de salida, bajé las escaleras corriendo y fui a la puerta a esperar a los demás, para mi sorpresa Ash ya estaba ahí. Seguía siendo preciosa, pero desde que empezó a salir con esa gente ''de la plaza'' la veía más cambiada. Llevaba unos pitillos que marcaban el relieve de su culo respingón, una camiseta marrón con más escote del que ella solía llevar y una fina chaqueta azul marino; se le notaba que estaba tiritando de frío. Estaba con una de sus nuevas amigas en la puerta, con un montón de papeles en la mano.
-Estás invitado a la fiesta de Clark. -Me dijo sonriendo al mismo tiempo que me repartía un papel que resultaba ser una invitación- Es el día 27 a las 10 en su casa de campo, no faltes. -Terminó de decir guiñándome un ojo, no entendía nada de lo que estaba pasando. Llegaron Brenda y Pablo, parecía que ya habían resuelto un problema muy gordo que tuvieron.
-Brenda, ¿tú sabes quién es ese tal Clark?
-Pues ni idea, pero seguro que Sus sí lo sabe, creo que es uno de sus nuevos amiguitos... ¿También te han invitado a su fiesta?
-Sí, me ha dado esto Ashley, -dije mostrando la invitación- es muy raro, me ha sonreído.
-A lo mejor se le ha pasado el cabreo. Si me quisieras contar lo que pasó podría hablar con ella...
-No gracias, no hace falta. -Nadie sabía por qué Ash dejó de hablarme , no quería que supieran que le quería, aunque todo el mundo lo notaba.

Eran las 9 y media, y más de medio pueblo estaba en la punta del Paseo (al parecer habían repartido invitaciones a todo el mundo) donde unos autobuses nos recogerían para subirnos al campo de ese tío. De repente llegó Catherin y me abrazó muy fuerte. Iba sola, me extrañaba que no fuera acompñada por Harry. Cath era una chica de la edad de Ash, pelirroja, bajita, con los ojos muy negros, con hoyuelos y bastante mona.
Los autobuses empezaron a llegar, según me había explicado Harry, que le había explicado Catherin, que le había explicado un conocido de Clark, eran dos autobuses que subirían y bajarían hasta que el campo se llenara de gente. Todos iban vestidos de fiesta: chicas con faldas a ras del culo y camisetas escotadas o vestidos cortos, y musculitos con camisetas y pitillos para marcar. Tom, Pablo, Brenda, Harry, Cath y yo subimos en el primer autobús.
Desde la carretera podíamos ver el 3º y 4º piso de una mansión enorme. El autobús se paró en frente de una gran verja negra y las puertas se abrieron. Entramos dentro. Ahora la casa parecía más grande, aunque parecía imposible. A la derecha había una piscina y un jacuzzi, enorme, como todo lo demás; a la izquierda una caseta con una barbacoa, cerca de la puerta de entrada a la casa un DJ, una barra, muchas mesas con comida, gente y más gente repartida por todos lados, pero sobretodo, alcohol. Sus apareció y me dio un pescozón.
-¡Feeeeeeo! Mira que arreglado viene hoy el tonto este.
-¡Jajaja! Tú si que vas guapa Sus. Me alegro de verte después de tanto tiempo.
-Ya... Pero bueno, ahora toca divertirse, ¿no? -dijo para cambiar de tema.
-Oye, ¿sabes dónde está Ash?
-Emm... sí, la he visto antes en la parte de atrás, con Clark. Espero que la encuentres. -Me abrazó y se fue.
La verdad, me encantaba ver a Sus tan feliz. Hacía casi dos años que no la veía sonreír de esa forma, desde que empezó a quererme...
Eché un vistazo a mi alrededor y estaba completamente solo, así que no me quedaba otra que ir a buscar a Ash. Di un rodeo a la casa, buscándola entre la gente, la mayoría borracha, pero ni rastro de ella.

Continuará..

sábado, 25 de febrero de 2012

Capítulo 17.

                                        #Narra Marcos#
Ya habían pasado más de dos semanas, yo había empezado el año sin saber nada de ella y el instituto estaba a punto de comenzar. Muchas veces había pensado en llamarla o en quedar para hablar las cosas y arreglarlo todo, y que ella volviera a ser la gran pieza que ahora mismo no formaba parte de mi vida pero que tanto necesitaba. Sonó el telefonillo.
-¿Si? -respondí.
-Mmm.. ¿está Marcos? -dijo temblorosa una voz conocida- Soy Ashley, una amiga del instituto.
-Eh, -me quedé paralizado- sí, soy yo.
-¿Puedes bajar un momento, por favor?
-Sí, ya, ya bajo. -Bajé las escaleras lo más deprisa que pude y llegué al portal- Dime Ash.
-¿Sabes dónde puede estar Tom? Es que le tengo que dar una cosa pero no me coge el móvil.
-No, no tengo ni idea. -Mierda, pensaba que venía a pedirme perdón, definitivamente soy gilipollas.
-Bueno, gracias de todas formas. Adiós.
-Ash, -la agarré de la muñeca- yo quería emm... quería hablar contigo sobre lo que pasó el día de las balsas y todo eso.
-No hay nada que hablar Marcos.
-Pero déjame que te lo explique, por favor. -La agarré más fuerte.
-Suéltame, me tengo ir. -Dijo muy seria.
-No, tienes que escucharme. -La senté en el portal delante de mí- Ashley, lo siento mucho, de verdad.
 
                                        #Narra Ashley#
-No Marcos, un lo siento ya no es suficiente, si no llego a pararte Dios sabe la que se hubiera armado ahí y como habría terminado Lucas, no tenías derecho a tratarle así, ni a mi tampoco.
De repente las ganas de llorar me inundaron al mismo tiempo que recordaba la imagen de Marcos marchándose de allí y Lucas sentado en una piedra mareado y sangrando. La verdad es que no me hacía falta ni pensarlo dos veces para saber detrás de quién salir corriendo, pero en este momento algo me impedía ir a por Marcos. No le podía perdonar lo que le acababa de hacer a Lucas, pero lo que más quería ahora y siempre era estar junto a él. Tenía muchas dudas, era la primera vez que dos de mis mejores amigos se peleaban por mí, y no me daba mucho gusto que me convirtieran en un ''premio'' que deberían de ganar a base de fuerza bruta.

-Joder Ash, entiéndeme. -Dijo al borde de las lágrimas.
-¿Qué quieres que entienda? Venga ya Marcos, no tienes excusa.
-Es verdad, no la tengo, pero si tengo motivos y con sólo uno me sobra.
-¿Cuáles? -dije dudosa.
-Que después de todo sigo sintiendo que tengo que proteger a esa chica solitaria que pensaba que era fuerte, que tengo que cuidarla y evitar que le hagan más daño del que ya le han hecho, que tengo que guardar como un tesoro cada palabra que me dice, que tengo que ser fuerte por ella, para que nunca le pase nada malo si está conmigo, que sigo sintiendo lo mismo o incluso con más fuerza lo que sentí el día que me enamoré de ella; Ash, que te quiero.


Continuará..