viernes, 30 de diciembre de 2011

Capítulo 11.

17/12/11


Me levanté a las nueve. No podía dormir.
-Ashley, esta noche nos vamos a casa de unos amigos a cenar, volveremos tarde.- Dijo mi padre.
-Vale, me recogeré a las 12, como siempre.
A las once en punto sonó mi móvil, era Brenda.
-Dime nena.- le dije.
-Esta noche vamos a salir, ¿te vienes?
-¡Clarooooooo! ¿Dónde vamos?
-Botellón.- Respondió Bremda para evitar una oleada de preguntas.
-Aaaaaaaaaah, entonces da igual.- Me reí.
-Bueno, pues te recojo a las nueve.
-Adiós cari.- Colgué.
A las siete empecé a arreglarme. Me duché y me estiré el pelo. A las ocho y media terminé y fui a cenar algo.
A las nueve y cinco sonó el fono.
Mientras bajaba por el ascensor terminé de arreglarme. Llevaba una camiseta blanca con un poco de escote, unos pantalones azules marino, una americana azul marino y unas sabrinas planas. No me había pintado mucho, nunca me había gustado. Me eché un poco de colorete, rímel y me hice la raya de abajo.
Cuando salí, estaban en mi portal Brenda, Pablo, Marcos, Tom, Nacho y Javier (unos compañeros de clase amigos de Marcos).
-¿Y Sus?- Pregunté. Era nuestra forma de llamar a Susana.
-Sigue mala.
-No será lo mismo sin ella, pero bueno.
Empezamos a andar. Ya habían comprado las botellas así que fuimos directamente al parque.
Era el más grande del pueblo. Tenía tres puertas y estaba al lado del instituto. Estaba lleno de césped, árboles y bancos. Había un río artificial al lado de la puerta de la derecha y para cruzarlo habían varios puentes, aunque el río estaba seco. En el centro había una explanada con baldosas de colores, rodeada por un muro que servía de asiento, y en la punta una fuente sin agua. A la izquierda un pequeño parque con un tobogán, un par de columpios y poco más. Abajo del todo una caseta que supongo, sería para guardar las herramientas de jardinería.
Nosotros siempre íbamos a la caseta, ya que tenía un muro de unos 5 ó 6 metros cuadrados, que me llegaba un poco más arriba de la rodilla.
Dejamos la Negrita para después. Brenda empezó a servir el Sandevid y mi vaso fue el primero en llenarse. Después de tres o cuatro cubalitros abrimos la otra botella y seguimos bebiendo.
A las once y media ya no quedaba nada, así que fuimos a comprar golosinas a un chino, menos Brenda y Pablo que se quedaron esperándonos.
Yo me compré 10 o 15 chicles de menta para pasar el mareo, y una bolsa de palomitas porque estaba muerta de hambre. Marcos una bolsa de pipas y una botella de fanta de limón.
-Oye, tengo una botella de Larios en el portal escondida, ¿la cogemos?- Dijo Marcos mirándome.
-¡SÍ!- Respondí yo cuando aún estaba terminando de hablar. Había sido la primera vez que nos habíamos hablado en toda la noche.
Su casa estaba a dos calle, así que fuimos. Entraron Marcos y Javi, sacaron una botella medio bacía y la echaron en la botella de fanta. Como siempre, yo fui la primera en echar un trago.
-Eeeeeeeeeh, para, que tú eres muy cabrona y te la bebes toda.- Dijo Nacho.
-Tom, ¿quieres?- Preguntó Javi.
-Mmm... venga vale.
-¿Tú eres tonto? Que tú no puedes beber Tom, que eres el ejemplo de persona que tenemos que seguir.- le dije cabreada, tengo que admitirlo, iba un poco mal.
-No le hagas caso, tú echa un trago.- Dijo Marcos tendiéndole la botella.
Tom me miró y apartó la botella.- Luego si eso...
Le di un abrazo.- ¡Así se hace! Estoy orgullosa de ti.- Se puso rojo y todos empezaron a reírse.
Llegamos al parque y nos sentamos en un banco que estaba al lado de la puerta, Pablo y Brenda ya estaban allí cuando llegamos. Yo iba con la botella en la mano, y cuando me senté seguí bebiendo.
-¿Qué es eso?- Me preguntó Pablo.
-Es Larios con limón.- Respondió Nacho.- Bueno, era...- Ya sólo quedaban tres dedos.
-¡Túúúúúú! Suelta ya la botella, que yo también quiero.- Dijo Javi al mismo tiempo que me la quitaba.
-¡Dámela, es mía!- Salí corriendo detrás de él por toda la parte de abajo del parque.- Javi, devuélvemela, que me voy a caer.- Después de tres o cuatro minutos corriendo me senté en el banco con todos.
-¿No la quieres?- preguntó Javi acercándose a mi.
-Sí, pero no voy a correr más.
-Toma.- me la dio y me bebí lo que quedaba.
Me levanté y tiré la botella.
-¿Te la has bebido toda?- preguntó Marcos.
-Sí, ¿no ves que estaba vacía?- me eché a reír.
-Pues ya verás.- Me quitó los chicles y se alejó un poco.
-No voy a correr otra vez.
-Pues vas a llegar a tu casa mareada, te van a pillar y no te van a dejar salir nunca.
-Hostia... es verdad. - Me levanté.- ¡Dámelos cabrón!
-No. ¡Jajajaja!
Salió corriendo y yo detrás de él. Se iba por los sitios más oscuros hasta acabar en una esquina de abajo tapada por un gran árbol.
-Dámelos.
-No.- Sonrió.
-¡Dámelos!- le grité.- Marcos... como no me los des ya no te hablo en la vida, te lo juro.
-Venga toma...- me los tendió y cuando fui a cogerlos quitó la mano y me caí encima de un banco de madera que había entre los dos.
Me agarré a su cintura y él me levantó. Yo seguí apoyada en el respaldo del banco y él me abrazó un poco más abajo de la cintura, yo puse mis brazos sobre sus hombros y me acerqué a su cara.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!- gritaba mientras que yo le mordía el moflete derecho llevandome un trozo de su labio inferior.- ¡Suelta cabrona, para!- Le solté, me eché para atrás y me reí.- Ahora si que no te los voy a dar.- Dijo acariciando su moflete en el que se veían marcados mis dientes y salí corriendo con él detrás.
Me paré en una explanada llena de césped. Me acerqué a él para quitarle mis chicles, pero cuando casi los tenía cambiaba la bolsa de mano y subía y bajaba los brazos. Se puso frente a mi con los brazos detrás de la espalda y le abracé. Él me devolvió el abrazo, y al poco tiempo Javi apareció.
-AsH, las doce y cuarto, nos vamos.
-Ah.- le solté.- Vale, ya voy. ¿Me los das?- le pregunté a Marcos.
-Mm.. no, inténtalo.- Lo intenté otra y otra y otra vez pero tampoco dió resultado, así que me di la vuelta y eché a andar. Me siguió y puso su mano en mi hombro, y la empezó a bajar.
Me paré.-¿Qué haces?
-Mmm... - se quedó callado.- Pues antes me has tocado el culo varias veces... así que...
-Así que nada. Ha sido sin querer, lo sabes perfectamente.- ¡JÁ! Más aposta no se podía hacer. Quitó la malo y se la metió en el bolsillo.
-Bueno... pues me debes un bocao.- Siguió andando.
-¿Y eso?
-Hombre, el mordisco de antes... eso si ha sido queriendo.
-Marcos, iba ''piripi'', eso no cuenta.- ¡Mierda, mierda, mierda! La había vuelto a cagar, aunque esta vez me apetecía meter la pata hasta el fondo.- Bueno, haz lo que quieras. Luego atente a las consecuencias.
-¿Me vas a pegar si te lo doy?- dijo con cara de cachorro abandonado, si se le puede llamar así.
-No sé, puede que un guantazo te lleves.
-Y si no me pegas, ¿dónde te lo doy?- dijo mordiéndose el labio inferior dondé antes le había mordido yo.
-Donde te de la gana. Tú muerdes, tú eliges.
-¿En el brazo? No. ¿En la cara?
-Pues vale.- Le respondí haciendo como si no me importara.
-No, en otro lado... ¿Me dejas en la oreja?
¡Diooooooooos! Mi corazón dió un salto.- Mmm.. vale.
-En la boca.- Le miré sorprendida.- Ya lo tengo decidido, te vas a quedar sin labios.- Sonrió de oreja a oreja y seguimos andando en silencio.
Nos habíamos quedado solos. A las 12 y 30 íbamos por la esquina de mi calle.
-Oye, que tengo una idea.- dijo.- Tú me das otro mordisco, y yo te doy dos. ¿Te gusta mi idea?
-...- Sonreí.- Vale, pero a nadie, si no olvidate de mí.
-Que sí. Te lo juro.- Ya estábamos en mi puerta.- ¿Los quieres?- Señaló la bolsa con los chicles.
-Sí.- Aunque se me había pasado el mareo me apetecían.
-Pues quiero un abrazo, y si puede ser, el mordisco por adelantado.- Me guiñó un ojo, hacía tiempo que no lo hacía.
-Mucho pides tú. Con todo lo del parque y el abrazo tienes bastante por hoy.- Le abracé. Sus manos volvieron a bajar hasta tocar mi culo- Ejem, ejem.- Las volvió a subir y sonreí.
-Bueno, toma.- Me dio mis chicles.- Adiós Ash.- Me besó en la frente.
-Hasta mañana Marcos.
Y se fué.

Continuará...*

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Capítulo 10.


16/12/11


Me desperté a las seis menos un minuto. Me levanté en silencio, con la luz del móvil busqué los libros encima del escritorio y fui al comedor.
Me senté en el sofá y me puse una manta por encima, hacía muchísimo frío y aún no había amanecido. Abrí el libro y empecé a leer. A las 7 ya me sabía el tema, ya que era bastante fácil, así que decidí poner la alarma a las siete y media y dormir. Cerré los ojos, y a los dos segundos ya me había dormido. Tenía muchísimo sueño.
A las siete y veintinueve me levanté del sofá. Fui a mi habitación y subí las persianas con los gruñidos de mi hermana recién levantada de fondo.
Cogí mi ropa y fui a ducharme. Mientras el agua caliente caía me quedé pensando que cuando llegara al instituto vería a Marcos, y entonces me pediría una respuesta; esa respuesta que aún no tengo y no creo que consiga hasta dentro de... mucho tiempo, y cuanto más mejor.
Llegué al instituto sola. Al entrar a clase un grupito se acercó a mi para felicitarme por el espectáculo de ayer. Me giré y los miré con cara de pocos amigos, todos se dieron la vuelta enseguida.
Me salí al pasillo como todos los días, a esperar a las demás.
Por fin era viernes, tenía ganas de salir de fiesta y olvidarme de todo gracias a una buena borrachera.
Marcos pasó por mi lado y se paró, le miré y no le dije nada. Se acercó y metió sus dedos indice y corazón entre mis costillas y cadera.
-¡COSQUILLAS!- Gritó imitando al monstruo de las galletas.
Al poco tiempo ya estaba tirada en el suelo retorciéndome muerta de risa con Marcos encima de mi estómago.
-¡No, por favor para!- Dije entre carcajadas.
-Mmmm... ¡Nunca! ¡Buajajajajaja!- Se rió como uno de los malos de las pelis Disney.
-Por favor, haré lo que quieras, pero para.- Estaba llorando de la risa. No podía parar de reír.
-¿Lo qué quiera...?- Paró.- Mmm... lo que yo quiera, ¿no?
Mierda, la acababa de cagar. Ahora me pediría una respuesta, y tendría que pensarla entre lágrimas y carcajadas. Yo estaba tirada en el suelo y él sentado en mi barriga en medio de un pasillo lleno de alumnos.
Se agachó más. Más. Más. Más. Y se paró. Estaba a menos de medio palmo de mi cara.
-Que no me bese, que no me bese...- pensé desesperada.
-No hay nada que puedas hacer.- Se levantó y se fue.
A los tres minutos apareció Brenda con otras amigas de clase.
-Muchacha, ¿qué haces ahí tirada?- Dijo desde la otra punta del pasillo.
No me acordaba de que estaba allí acostada. Me levanté corriendo.
-Nada.- sonreí.- ¿Y Susana?
-Está mala, hoy no va a venir, le duele mucho la espalda, tiene una contractura o yo que sé.
-Aaah... Vale. ¿Vamos esta tarde a verla?
-Vale.- Brenda entró en clase y todos los tíos se quedaron mirándola.
Era muy alta, con muchas tetas y un culo normal. La mayoría de chicos del insti se habían fijado en ella por sus tetas, porque más no tenía, ya que no es que fuera muy guapa.
Las clases pasaron un poco lentas, ya que no estaba Susana para hablar, y en los recreos nos quedamos dentro de clase porque hacía muchísimo frío. La semana pasada nuestro tutor nos había cambiado de sitio, y me había puesto justo al lado de Susana, y ver su mesa vacía me quitaba las ganas de dar clase.
Por la tarde, después de comer me conecté a tuenti. Lucas estaba conectado. Me habló.
Lucas: Tsssssss... ¡guapa! ;))
Yo: Idiota...¬¬
¿Cómo se te ocurre ponerte a chillar en medio del centro comercial, y delante de mis padres?
Lucas: Por favor, perdone usted.
Yo: Já-já. ¿Te compraste muchas cosas o qué?
Lucas: Sí, unas cuantas. ¿Y tú qué? Todo el centro, ¿verdad?
Yo: No, pero hubiera estado bien. ¡Jajajaja!
A ver si me invitas a algo por tu cumpleaños, que yo me lo merezco.;)
Lucas: Pero si es mi cumpleaños, en todo caso me deberías de invitar tú a mí.
Yo: Las señoritas no invitan, y de todas maneras tú no bebes, no te puedo invitar.
Lucas: Pues me compras una Coca-Cola.
Yo: ¿Sí o qué? Pues ya está, el próximo día una Coca-Cola para Deivi. Pero que tú si me puedes invitar a un chorro, que no te voy a decir que no.;)
Lucas: Venga, vale. Pero sólo a uno, que luego no quiero acompañarte a tu casa porque no sepas donde vives. ¡Jajajajaja!
Yo: ¿Con uno sólo? Tú flipas chavalín. A mi me hacen falta más.
Lucas: Bueno, pues te invito a los que tú quieras.
Yo: ¡Toma! Que semanica más buena llevo; uno me pide rollo, otro me invita. Si es que estoy que me salgo.
Lucas: ¿Qué te han pedido rollo?
¿Quién, quién? A ver si voy a tener que ir a partir cuellos...
Yo: ¡Jajajaja! A ti no te lo digo, que tú se lo dices a todos.
Lucas: Que fuerte, no confías en mi...
Yo: Que sí, que sí confío en ti...
Lucas: Bueno, bueno... ya lo averiguaré yo solito.
Después de una media hora más hablando de tonterías sin sentido me desconecté y le dejé la conversación a Susana en un privado. A los cinco segundos me llamó.
-¡Tíaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!- gritó ella desde el otro lado del teléfono.
-¿Qué?
-He leído la conversación, que bonito.
-Sí... una cosa loca.- Puse cara de decepción.
-¿Pero tú has visto lo que te ha dicho cuando lo has contado lo de que te han pedido rollo?
-Ya, pero estábamos de broma.
-No, él lo ha dicho de verdad. Por cierto, ¿quién te ha pedido rollo a ti? Cabrona, ya no me cuentas nada...
¡Ostias! Es verdad, no le había dicho nada de lo que pasó ayer, ni de lo de hoy.
-Nadie, era para ver que me decía.
-Mentira, que no nací ayer cariño. ¿Quién?
-Que nadieeeee. No seas pesada. Nena, te tengo que colgar. Adiós.- Colgué corriendo y me fui a ver la televisión. Un rato después llamó Brenda al fono.
-Si es para mí, dí que no estoy.
-Vale.- Dijo mi hermana. -¿Si? No, no está. No sé, se fue hace poco a... a casa de mi abuelo. Venga adiós.- Me miró.- Era Brenda.
-Ya, ya lo sé.
-¿Qué pasa?
-No nada, que no tengo ganas de salir.
-Vale.- Entendió que me pasaba algo, que de momento ni iba a contarle y no insistió.
La verdad, no sé lo que me pasaba. No tenía ganas de nada. Se me habían quitado las ganas de salir. No cené, directamente me acosté y me quedé dormida.


Continuará...*

lunes, 26 de diciembre de 2011

Capítulo 9.

¿Lucas o Marcos? Era la pregunta que me venía a la mente cada vez que estaba sola o en mi mundo.
La verdad, Lucas no es que me gustara, simplemente me llamaba la atención, pero Marcos... a Marcos le quería.
En estos momentos odiaba mi ''vida amorosa''.
Ya que he estado toda mi vida sola, mientras que los demás desperdiciaban la oportunidad de estar con la persona a la que querían.
No soportaba a esa gente que estaba con la persona que amaba y por la vergüenza lo echaba todo a perder. A los que podían sentir lo que yo no. A los que podían querer y ser queridos mientras que yo me quedaba mirando como eran felices. A los que no sabían aprovechar lo que tenían...
Podéis pensar que esto es la mayor gilipollez que habéis leído en vuestra vida, pero seguramente no lo hayáis vivido. Porque jode. Jode muchísimo ir por la calle y ver a los novios cogidos de la mano. Jode ir con tus amigos y ver que les sobra el mundo cuando están con sus parejas. Jode ver lo felices que son y no poder serlo tú también.
Mientras mi cabeza se llenaba de estos pensamientos yo intentaba aguantar las lágrimas, pero los ojos me escocían cada vez más, y una pequeña pero visible lágrima resbaló por mi mejilla hasta caer en la libreta. Me dí la vuelta corriendo para que nadie me viese, ya que estaba en la última fila pegada a la pared. Cogí un pañuelo de la mochila y me sequé el rastro que había dejado esa puñetera lágrima que no debería haber salido de su sitio. Respiré. Inspiré. Me volví y seguí escribiendo. De repente levanté la cabeza y la vi. La loca de la profesora estaba a mi lado mirándome.
-¡Ashley!- dijo con su odiosa voz de pito que tanto se me clavaba en los oídos.
-Totasna hoy... Ya empezamos... ¿Qué pasa ahora?- le respondí de malas maneras, como siempre.
-¿Qué estás haciendo?- acercó la mano a mi libreta para cogerla. La cerré de golpe y la metí en la mochila.
-¿Y a usted qué?- sonreí malvadamente.
-¿Qué has dicho?
-¿Que a usted qué le importa?
-No estás atendiendo.
-¿Y? Mientras no moleste a los demás no me puede decir nada.
-Te voy a bajar dos puntos en la evaluación.- Me levanté de golpe empujando la mesa para delante y la silla para atrás.
-¿¡Qué!? ¿¡Y eso por qué!?- Me cabreé. La sangre me hervía, y empecé a temblar de la rabia y de la impotencia.
-Porque no trabajas.- dijo ella tan tranquila.
-Pero ¿qué dices? Si hago los ejercicios todos los días, no molesto a nadie, saco buenas notas.
-No es suficiente.
Ya está. Ya no podía más. Empecé a gritar.- ¿¡Qué más quieres!? ¿¡Qué coño quieres que haga!? ¿¡Le compro regalos, le hago la pelota!? ¡Ya si quieres le limpio el coche y le saco la basura todas las putas noches!
-Fuera de mi clase. Expulsada.
-¡Encima de todo me expulsa! ¡Loca, que estás loca!- Salí de la clase dando un portazo mientras que mis compañeros me vitoreaban.
-¡Ashleeeeeeeeeeeeeeeey! ¡Asleeeeeeeeeeeeeeeey! ¡Asheeeeeeeeeeeeeeeeeeey!- gritaban todos con una sonrisa en la cara.
Sí, mi clase estaba llena de gilipollas. Cuantos más follones armabas y peor te comportabas más te querían. Por eso, las clases de Biología las pasaban mirándome, esperando a que hiciera algo para distorsionar la clase, pero eso a mí me daba igual.
Llegué a la sala de profesores y me senté. La primera vez que entré se quedaron mirándome extrañados, no entendían que me hubieran expulsado. Pero ya les era normal verme por aquí.
-¿Biología?- me preguntó la profesora de Matemáticas, que le tocaba de guardia.
-Sí.
Todos los profesores sabían que cuando me veían aparecer por ahí, me tocaba Biología. Era la única asignatura en la que me expulsaban o no me dejaban entrar por llegar tarde o simplemente, a la que no iba.
-Por lo menos no tengo a la bruja loca esa chillándome...- Pensé.
Veinte minutos después se abrió la puerta y apareció mi tutor.
-Ash, ven aquí.- Nunca me ha llamado por mi nombre completo.
Me levanté corriendo y fui hacia él. En el instituto era uno de los profesores más respetados. No era borde ni malo, al contrario, era muy gracioso y simpático, por eso todos le querían, pero infundía respeto.
-¿Si?
-¿Qué ha pasado?- Me miró a los ojos. Los tenía verdes, un verde precioso.
Su edad rozaría los 45. Era alto y muy delgado, su cara era larga y tenía coronilla. Había sido mi tutor el año pasado y lo seguía siendo este también.
-Pueeees... lo de siempre.-Agaché la cabeza avergonzada.- Lo siento mucho...
-Ash, ya es la segunda vez que te expulsa en cuatro días de clase que lleváis, no puedes seguir así, tengo que llamar a tus padres.
-No por favor. No les llame.- mis padres no tenían ni idea de lo que pasaba en mis clases de Biología, y si los llamaba no iba a pisar la calle en muuuuuuuuuuucho tiempo.- Cuando termine la clase le pediré perdón, pero no les llame.
-Vale... Pero sólo por esta vez, si te vuelvo a ver aquí o viene a quejarse de ti, les llamaré.
-Muchas gracias.- Sonreí.
-Venga, me voy. Pórtate bien Ash.
-Perdón le va a pedir su puta madre.- pensé.
Lo tenía clarísimo, esa no iba a tener una disculpa mía nunca. Sabía que si llegaba a clase y proponía pincharle las ruedas del coche nadie se negaría, soy ''la reina de las clases de Biología'' y no me sentía muy orgullosa de ello, pero yo no soy así, no soy capaz de hacer eso.
Terminó la hora y fui a clase. La vi salir por la puerta mirándome con una sonrisa en la cara, le eché una miranda fulminante cargada de odio y giró la cabeza. Hoy ya había tenido bastante como para que encima viniera ésta a restregarme por la cara los dos puntos que me iba a quitar.
Entré a clase y saqué los libros.
-Ha sido buena la de antes, ¡eres genial!- Dijo uno de mis muy ''inteligentes'' compañeros.
-Le miré y volví la cabeza.-Tsss... gilipollas.- Dije por lo bajini para que no me oyera, aunque tampoco me importaba mucho.
La siguiente clase pasó rápida, volví a tranquilizarme y a ser yo. Salí del insti con Brenda, Lorena y Susana.
-¿Qué te ha pasado, Ash?- Preguntó Susana.
-Puff... la loca, que me tiene harta. Don Antonio -mi tutor- quería llamar a mis padres.
-A la próxima, 3 días a tu casa, no le respondas más, pasa de ella.
-Pero si tú le respondes más que yo, esa me tiene manía o algo.
-Jajajaj. Puede ser.- Se rieron.
Llegué a mi casa.
-Bueno chicas, me voy. Esta tarde no salgo, que tengo que estudiar para el examen de Sociales, y vosotras deberías de hacer lo mismo.
-Yo no tengo más exámenes.- Dijo Lorena sonriente.
-Joder, que suerte... Bueno adiós, que si no nos quedamos aquí todo la mañana.
-¡Adióóóóóóóós!- Dijeron todas a la vez.
Me pasé toda la tarde en mi casa sola, en el tuenti pero ni Marcos ni Lucas se conectaron en todo el día. No tenía ganas de salir ni pensamiento de estudiar. Mañana por la mañana me levantaría a las 6, le echaría dos vistazos al tema y poco más. No me hacía falta mucho tiempo, con leermelo dos veces me bastaba para aprendermelo entero.


Continuará...*

domingo, 25 de diciembre de 2011

Capítulo 8.

Llegó Lorena.
-Fea, vente conmigo a la cantina.- Me cogió de la mano.
-Puff... Venga, vamos.- dije yo arrastrando los pies.
Ni siquiera habíamos bajado el segundo escalón cuando Marcos me agarró del brazo y estiró.
-¿Qué haces?
-Te he dicho que en el recreo hablaríamos.- Dijo muy serio.
-Es verdad, ya no me acordaba.- Me reí, aunque a él no le hizo mucha gracia.
Empezó a andar, y yo le seguí en silencio. Fuimos a un rincón, a la vista de todos pero lejos de los oídos de la gente.
-...- Nos sentamos y se quedó mirándome, pero no habló.
-Que sólo son 15 minutos de recreo, y nos quedan 5, no sé si te acuerdas.
-Ah ya...- Estaba distraído y descentrado.Llevaba así dos o tres días, pero no tenía ni idea de lo que le pasaba.
-Marcos, ¿qué te pasa?
-Mmm... ¿A mí? A mí nada.
-Ya, ¿cuál me chupo?- le señalé los dedos de mi mano izquierda.
-Es que...
-No, ni es que, ni es ca. Dímelo, que no he venido hasta aquí para nada.
-Que...
 -Vamos, si sé que quieres decírmelo...
-No, mejor no te lo digo, que no quiero que luego nos peleemos y esas historias.
-Venga, ¡suéltalo ya, coño!- Me alteraba la gente así.
-¿¡Qué si quieres rollo!?- Se puso rojo y agachó la cabeza. Todos los que estaban cerca de nosotros se quedaron mirando.
-Joder, que vergüenza... no hacía falta que gritaras, que te oigo perfectamente.
-Ha sido por tu culpa, que me has metido prisa.
-¿Era eso? ¿Con lo lanzado que has sido tú siempre te daba cosa decírmelo? Eres de lo que no hay Marcos...
-Bueno, entonces, ¿qué me dices?
Cuando iba a responder sonó la música para que volviéramos a clase. Este trimestre habían decidido poner Hey soul sister, de Train. Era una canción un poco antigua, pero acabó por gustarme.
Me levanté y me fui sin responderle. Nunca me había alegrado tanto de que tuviéramos que volver a clase, porque la verdad, no tenía ni idea de lo que le iba a decir, necesitaba consejo y tiempo para pensarlo, así que salí disparada a clase. Por el camino vi a Lorena.
-¡Lorenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Lorenaaaaaaaaaaaaaa! ¡Ven aquí!- Estaba muy acelerada y nerviosa. Me sudaban las manos y casi que no me salía la voz.
-¿Qué quieres?
-Mm.. Ma, mar, ma... ¡Marcos!- No me salía ni el habla.
-¿Marcos qué?
-Que yo, bueno, que él, bueno, los dos... Que, que, que...- Me giré. Lo vi, estaba entre todos los de su clase y cada vez más cerca. - Me voy.- Salí corriendo y me metí en mi clase.
No es por presumir, pero no era la primera vez que me pedían rollo, pero... no sé. Yo le quería y él sólo buscaba un ''rollete de finde'', y yo no soy eso para nadie, por mucho que le quiera; ese era uno de mis principios que no pensaba romper. Pero ya era la segunda oportunidad que me daba, y si la desperdiciaba puede que no hubiera otra...
Utilicé las siguientes dos horas para pensarlo, y cuando llegó el segundo recreo aún no lo tenía claro. Salí a la puerta.
-Nena ¿qué pasaba con Marcos?- Me dijo Lorena.
-Mmm... Na... nada.- Era la primera vez que le ocultaba algo a ella, pero no quería contarle nada.
-¿Seguro?
-Sí, seguro. Venga, vámonos de aquí, que van a bajar los de 4º.- Tenía miedo de ver a Marcos y que me pidiera un respuesta que aún no tenía, así que la cogí del brazo y la arrastré hasta un banco lejos de todos.
-¿Qué era lo de Marcos?
-Que no era nada, una tontería.
-Pues dime la tontería.
-Nada... que... ¡ya no me gusta tanto!- Fue lo primero que se me ocurrió.
-Aaah...Pues vale.
Pasamos lo que quedaba de recreo hablando de cosas sin sentido y riéndonos, y sin rastro de Marcos.
Cuando terminó el recreo volví a clase, tocaba Biología.
Las odiaba, bueno, odiaba a la profesora. Me pasaba las clases sin hacer nada, escribiendo cosas en la libreta, enviando WhatsApp, desfasándola o escuchando música a escondidas. No soy una ''chica rebelde'', pero esa profesora podía conmigo y con mis ganas de pasar a 4º con muy buenas notas. Así que en cuanto empezó la clase abrí la libreta y escribí en una de las hojas de atrás todo lo que pasaba por mi mente :
           LUCAS


Continuará...*

viernes, 23 de diciembre de 2011

Capítulo 7.

Me levanté de la cama y miré el móvil. Las ocho menos cuarto del jueves 15 de diciembre de 2011. Justo hoy, dos meses atrás, empezó a gustarme Marcos.
Me acordaba perfectamente de cada una de las fechas importantes, de todas, era una manía.
Por fin, sólo quedaba una semana para que terminara el colegio. Me duché y me arreglé, desayuné y me fui para el insti con Lorena. De camino le conté que me pasó con Lucas ayer.
-¡Qué fuerteeeeeeeeeeeeeeeeee! ¿¡Y no me llamaste!? ¡Aquí hay tema, pero tema, tema!- Lorena tenía la cara iluminada, le había hecho más ilusión que a mí.
-¡Venga, chilla más, que me parece que los del pueblo de alado no se han enterado bien!
-Pero al final, ¿hubo tema o no? ¿Te besó?
-No, no pasó nada Lore.- Le dije con una cara un poco triste.
-Tú eres gilipollas, si es que lo tengo que hacer todo yo. ¡Trae el móvil!- Se abalanzó sobre mí y casi nos caemos.
-¿Qué haces, loca?
-Dame tu móvil que le llame para que quedéis esta tarde, ya sabes a dar una vuelta y lo que surja...- Sonrió.
-¿Tú estás tonta o qué? Ahora estará en clase y de todas formas no voy  quedar con él.
-¡Dios, que sosa eres!- Cruzó los brazos y puso cara de enfadada, parecía una niña pequeña.
-Y tú tonta, y no me quejo. Anda vamos que vas a llegar tarde a clase. Y no te preocupes, si eso esta tarde le llamo.
-¡Bieeeeeeeeeeeeeeeen!- Empezó a saltar de un lado para otro y a bailar y a dar vueltas hasta que llegamos a clase. - Adiós fea, en el recreo hablamos.
-¡Adiós tontaina!- Le di un abrazo. Entré a clase y dejé la mochila. Me salí a la puerta a esperar que viniera el profesor.
-¡Japúsh!- alguien me acababa de dar un pescozón, y sin mirarle ya sabía quién era.
-Hombre, Mister Simpatía.- dije irónicamente.
-¿Cómo sabes que he sido yo?
-Porque eres el único idiota que dice eso cuando me pega.
-¿¡Qué te pegan!? ¿Quién te pega?
-Tú, que me tienes maltratada Marcos.
-No puede ser, te estás equivocando, si yo soy muy bueno...- Puso una sonrisa pícara.
-Sí, cuando duermes... - Me reí, y él conmigo.
Sus amigos empezaron a llamarle y se fue. Yo me quedé fuera, en los pasillos esperando a Brenda y Susana, pero no aparecían. Ya eran las nueve menos veinte.
-¡Tssssssssssssss!- Me giré y miré hacia arriba. Era Marcos otra vez, en el último piso yendo a su clase. Me estaba llamando. Le miré, le sonreí y me guiñó un ojo.- ¡En el recreo hablamos, panoli!
-¡Valeeeeeeeeeeeeeee!- Puse cara de... ''que idiota eres'' y se rió.
No sé, pero últimamente todo el mundo me guiñaba un ojo.
Llegaron Susana y Brenda, y la profesora de matemáticas aún no había venido.
Susana se acercó a mí mientras Brenda se metía en clase.-Me he enterado que viste a Lucas ayer en el centro comercial.
-Sí, lo vi en Primark.
-¿Y qué tal?
-Nada, bien, como siempre.
-Ashley, que no estoy enfadada por lo de Marcos, de verdad.
-Bueno, te creo... ¿Cómo siempre?
-Claro, un placer.- Sonrió.
La echaba de menos, no podía estar tanto tiempo peleada con ella. Aunque hubieran sido 3 o 4 días, se me hicieron eternos y no podía estar así con ella.
Entramos a clase y apareció la de matemáticas. Las dos horas se pasaron voladas. Sonó el timbre y salí al recreo con Susana y Brenda para esperar a Lorena.
Ya volvía a estar bien con Susana y todo estaba en su lugar, de momento...

Continuará...*

jueves, 22 de diciembre de 2011

Capítulo 6.

Era Lucas.
Allí estaba él, a sólo unos 40 pasos de mi. Quería salir corriendo y abrazarle, hacía millones que no lo veía. Le saludé con la mano, le eché una sonrisa y me metí por un pasillo lleno de gente, y él me siguió.
La vergüenza podía conmigo, así que empecé a caminar más y más rápido. Cuando ya estaba casi en la puerta, decidida a salir de allí me agarró del hombro, y le miré.
-¡Ostia! Lucas, que susto...
-¿Qué haces aquí?
-Hombre, estoy en una tienda de ropa... que tampoco es tan difícil.
-¿Mirar?
-¡Una mierda! Yo vengo a comprar.
Sonrió. Me encantaba su sonrisa. Era la más perfecta que había visto nunca.- Bueno, pues yo estoy aquí con la pesada de mi madre y mi hermana. ¿Sabes qué...?
-¿Qué?
-Que hoy es mi cumpleaños, y...
-¿Y...?
-Y... ¿no me vas a dar un abrazo?- Poco a poco empezó a crecerle la sonrisa con más malicia que había visto nunca.
Abrió los brazos y se pegó a mi. Me abrazó y esperó a que le devolviera el abrazo.
-No entiendo para qué preguntas...- Empecé a reírme entre sus brazos. Todo el mundo nos miraba. Él me abrazó más fuerte en señal de que quería su abrazo.- Venga... pero porque eres tú, que sino...- Le abracé. Le abracé con todas mis fuerzas y ganas. Levanté la cara para mirarle, aún me faltaba una cabeza para que mi frente llegara hasta sus labios; era altísimo.
-Enanica- susurró. Lo dijo bastante fuerte para que yo lo oyera, pero flojo para que los demás no.-Que chiquitica eres...- Me guiñó un ojo, para ser exactos, el derecho.
-¿¡Cómo!?- Le empujé y lo aparté de mi- ¡Tira, tira de aquí! ¡Vete! Chiquitica dice... que fuerte.- Sonreí.
-Bueno grandullona, -se rió- me voy a darme un ''voltio'', a ver si me despejo un rato.
Le eché una mirada asesina, eso de que me desfasara no me hacía mucha gracia, aunque viniendo de él me daba igual
-Venga, vete, que ya he visto bastante por hoy.- Mentira.
Hacía demasiado tiempo que no le veía. Llevaba demasiado tiempo sin ver sus grandes ojos marrones verdosos, su sonrisa perfecta, sin aspirar su olor, sin sentir su piel...
Nunca pensé que algún día me gustara, aunque tampoco es que me guste, se podría decir que me llama la atención.
Lucas salió de la tienda y empezó a andar. Me quedé en la puerta mirando como se alejaba y se perdía entre la gente, con miedo de no volverle a ver hasta dentro de unos meses.
Aunque vivíamos en el mismo pueblo nunca le veía. El vivía en las afueras y yo justo en la otra punta. Yo salía todos los viernes y sábados por la noche, subíamos a la Plaza España. Era grande, y siempre estaba llena de adolescentes, era el único sitio donde se podía estar, donde había ''ambiente'', pero tampoco le encontraba allí.
Eran las nueve y media. Hora de volver a casa. Mientras recorríamos los pasillos del centro comercial miraba a todos lados, esperando encontrarle, deseando que aún no se hubiera marchado y poder verle otra vez.
Y allí estaba, enfrente de la puerta del aparcamiento. Me vio y se quedó mirándome. Le miré y sonreí. Me volvió a guiñar el ojo derecho. Yo hice lo mismo y empezó a gritar.
-¡Guapaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Guapaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!- Se puso a reírse.
Me di la vuelta y lo miré con cara de odio. Estaba roja, muerta de vergüenza. Le saqué el dedo y él me volvió a cucar el ojo.
Fui corriendo al coche mientras mis padres me preguntaban si conocía a aquel muchacho. No quería volver a verle, la vergüenza que me había hecho pasar era demasiado. Ésta se la tenía guardada, y me la iba a pagar cara.


Continuará...*

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Bueno, sólo quería darle las gracias a los pocos pero geniales seguidores que tiene esta historieta. Y también, deciros que me encantaría y me haría muuuuuuuuuuuy feliz que comentárais diciendo si os gusta y dando ideas para nuevos capítulos. Porque la verdad, tengo muchas ganas de escribir, pero por una cosa y por otra no tengo tiempo ni imaginación, así que me gustaría que me diérais ideas de cómo os gustaría que siguiera la historia y esas cosas.

Me podéis agregar a Love Dream And Photography en tuenti, que yo os aceptaré encantada.:))

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Capítulo 5.

El martes había pasado lento y aburrido, aunque creo que todo estaba volviendo a la normalidad poco a poco. Ya volvía a hablar con Susana.

Hoy por fin era miércoles. Habíamos quedado las chicas de clase para comprar los regalos del amigo invisible, aunque de invisible tenía poco, ya que todos sabíamos quién nos regalaba. Por otra parte, hoy era el cumpleaños de Lucas.

Aunque no os he contado como le conocí, me acuerdo perfectamente:
Era un día de Agosto, una noche de feria en la que habíamos quedado en bajar a montar en algo y luego subir a la plaza para dar una vuelta.
Salí de mi casa. Ya había quedado con todos allí, en frente de los coches de choque. Mientras caminaba noté como un poco de frío en el cuello, pero no le di importancia.
-¡Oyeeeeeeeeeee, oyeeeeeeeeeee!- me di la vuelta. Era un chico normal. Ni guapo ni feo, muy alto, con el pelo castaño y los ojos marrones, iba corriendo detrás de mí y llevaba algo en la mano.
-¿Yo?- dije yo extrañada.
-Sí, ¿ésto es tuyo?- Me señaló la chaquetilla que hace un minuto llevaba colgada sobre los hombros
-Muchas gracias.- Sonreí. Me quedé mirándole esperando a que se fuera, pero no lo hacía. Empecé a andar, y él también.
-Bb... Bueno, ¿vas a la feria?
-Sí. Supongo que tú también, ¿no?- quería parecer amable, aunque me sentía un poco incómoda.
-Supones bien.-Se rió. Tenía una sonrisa bonita.- Y... ¿cómo te llamas?
-Mmm... Ashley, pero puedes decirme Ash, ¿y tú?
-David. ¿Vas tú sola?- preguntó con un poco de preocupación.
-Sí, yo no veo a nadie más por aquí. No tengo 5 años, no me voy a perder.
-Ya, pero a una chica como tú por aquí sola, ya sabes, hay muchos pervertidos y salidos.- ¿A qué se refería con ese ''como tú...''? ¿Me estaba tirando o era imaginación mía?
-Puede que tú seas uno de ellos... -Lo miré con cara de mala ostia, pero luego empecé a reírme.
-Gracias, gracias por la confianza. Que yo soy buena persona.
-¿Qué confianza? Si te acabo de conocer.
Estuvimos hablando unos diez minutos hasta que llegamos. Hubieran sido menos, pero cada vez andábamos más lento, no me apetecía dejar de hablar con él, no sabía cuando le volvería a ver.
-Bueno, y tú, ¿dónde has quedado?- le dije un poco triste.
-En los coches de choque.
-¿Si o qué? Yo también- Le miré, luego miré hacia la atracción.
Sólo veía mi grupo. Me daba cosa que lo hubieran dejado en plantón y que se quedara solo. Me había caído tan bien que pensaba decirle que se viniera con nosotros.
-¡Hola chicas!.-Dije mientras que todas se levantaron, y como era su costumbre, me cogieron de la mano y me dieron una vuelta
-¡Oh, que mona vas!- Dijeron todas. Sí, yo tampoco las entiendo mucho.
De repente, Natalia, una chica del grupo, se acercó a Lucas, le dio un abrazo y se pusieron a hablar.
-Mírate, que bien acompañado vas.- se rió Natalia y me guñió un ojo. Él se sonrojó.-¿Os conocéis?
-Pues nos acabamos de encontrar por el camino.- Respondí yo.
Nos pasamos la noche juntos, hablando de tonterías y contándonos la vida. Hasta que a mitad de la noche, Susana y Brenda ''se lo llevaron'' y se hicieron muy buenos amigos, y eso, me jodió bastante.
La verdad, no me gustó, nunca pensé que llegaría a gustarme. Yo sólo veía un amigo, un buen amigo por no decir el mejor.

Me conecté y fui a su perfil a dejarle un comentario.
-Ash, nos vamos de compras, ¿te vienes?
-Mamá, ¿no puede ser otro día?, que he quedado con mis amigas para comprar un regalo.
-No, si no vienes hoy no vamos más.
-Venga, vooooooooooooooooooooy...- Me desconecté y me cambié.
Cuando llegamos al centro comercial me metí en la primera tienda que encontré. Entré a Primark y bajé a la planta de abajo, a la zona de mujer y empecé a mirar.
Caminaba por un pasillo vacío, que dividía la tienda a lo ancho, mirando la ropa que había a mi alrededor. No sé por qué, pero me paré. Algo me decía que me tenía que quedar ahí quieta.
-¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaash!- Miré a todos lados y no vi a nadie, así que seguí con lo mío.- ¡Aaaaash!- Levanté la cabeza. Lo vi. Era él.

Continuará...*

lunes, 19 de diciembre de 2011

Capítulo 4.

Llegó el lunes. Sonó la alarma y la apagué. Vino mi hermana como de costumbre a despertarme de nuevo. Miré la hora, las ocho menos cuarto. Salté de la cama y fui corriendo a ducharme. Mientras me duchaba estaba pensando en lo largo que iba a ser este puto lunes. A las ocho y media salí de mi casa, llegué tarde a clase y no me dejaron entrar. Retrasé el encuentro con Susana y Brenda una hora que dediqué a imaginar qué me dirían o cómo me mirarían, o si todo seguiría como siempre.
Entré a clase, bajé la silla, colgué la mochila y me senté. No dije nada, no me salía ni un hola. De pronto todas se acercaron a mi.
-¿Qué te pasa?- Levanté la cabeza y las vi a mi alrededor. Todas mis amigas de la clase estaban encima de mi.
-¡Dios, que agobio joder!- Me levanté y salí de la clase. Tenía que ver a Lorena. Todas se quedaron en la puerta viendo como me dirigía a 2ºA. Me asomé a la puerta y la vi.
-¡Fea mierdaaaaaaaaa! ¡Ven aquí ya!
-¡Aaaaaaaaaash! ¿Qué dices amol?
-Me odio...- Me aguanté las lágrimas.
-¿Qué ha pasado cariño?
Se lo conté, como era normal. Lo tenía que saber. Ella era yo pero en otra persona, lo sabía todo de mí.
Me miró a los ojos- ¿Tú eres gilipollas o qué? ¿Te odias por eso? Muchacha si te pego una ostia...- Empezó a reírse, y yo también.
Salieron Brenda y Susana a llamarme para que entrara a clase. Pasé por su lado sin mirarlas a ninguna. Entré y me senté. Después de otra terrible, aburrida y larguísima hora llegó el primer recreo.
-Ash, espérame en la puerta que tengo que hablar contigo.- Me dijo Susana al ver que me iba sin decir nada otra vez.
Salió de clase con Brenda detrás, como siempre.
-¿Qué pasa?
-Nada.
-¿Es por lo de ayer?
-Sí. Te enfadaste conmigo.
-Yo no me enfadé.
-Susana que gilipollas del todo aún no lo soy.- Me di la vuelta y me choqué con alguien.- Joder macho, ¡mira por donde vas!- le grité sin saber quien era.
-Pues anda... que bien nos hemos levantado hoy.- Era su voz. Tenía que ser justo él. Tenía que ser Marcos. No quería verle así que eché a andar. Ni levanté la cabeza.- Tú, que te estoy hablando.- Me cogió de la muñeca.
-Déjame tranquila.- Me solté y bajé las escaleras. Vi a Lorena y me quedé con ella en un rincón.
Las siguientes interminables horas fueron mas o menos igual, y en el recreo tampoco hablé con nadie. Volví a casa sola, y así me tiré todo el día. Sin más compañía que mis confusos pensamientos.


Continuará...*

domingo, 18 de diciembre de 2011

Capítulo 3.

A la mañana siguiente no quería moverme de la cama, pero tenía que llamar a Susana y contárselo todo.
-Piiiiiiiiiiiiiii. Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Piiiiiiiiiiiiiiii. ¿Si?- Era su madre.
-¿Está Susana?
-No, se ha ido con Brenda al campo, ¿quién es?
-Ashley, pero da igual.
-Cuando venga le digo que te llame.
-No, no hace falta.- colgué.
Encendí el ordenador y fui a Tuenti. Le dejé un privado contándoselo todo, no podía aguantar más. Me desconecté y me volví a acostar.
Después de comer me conecté. Me había respondido el privado.
-Tú eres tonta, y ¿no te liaste con él?- me respondió ella.
-No. Que yo no soy tan puta como para liarme con él si tú le quieres.
-A mi me da igual, si te enrollas con él me ayudas a olvidarlo.
-¿Tú eres tonta o te dan cuerda? Que yo no pienso hacer nada con él.
-Pues si lo hicieras sería mejor.- Estaba superenfadada conmigo, en estos momentos me odiaba aunque no me dijera nada. Me alegraba de habérselo contado por Tuenti, no sé lo que hubiera pasado a la cara, y la verdad, no tenía ganas de follones, y menos con ella.
-¿Te has enfadado?- Quería que me dijera que sí, que me dijera la verdad.
-No, ¿cómo me voy a enfadar? Si te gusta, te gusta y punto.- ¡JÁ! No se lo creía ni ella.
Me desconecté. No tenía ganas de que me siguiera mintiendo así.
El domingo lo pasé sin noticias de nadie. No me conecté ni salí. No tenía ganas de sonrisitas falsas de ninguna, porque como es normal, entre ella y Brenda me habrían puesto verde. Pero verde, verde.


Continuará...*

martes, 13 de diciembre de 2011

Capítulo 2.

Ya era hora de irnos. Lo recogimos todo, lo tiramos y echamos a andar. Nosotras íbamos por delante, haciendo tonterías y ellos por detrás riéndose de nosotras.
-Bueno, Susana y yo nos bajamos por aquí, que tengo que hablar con ella.- Tom la cogió de la mano y le estiró, no le gustaba vernos así.
-¡Venga, hasta mañana! Tom, no le hagas nada raro, que si no te pegamos. - Gritamos todos a la vez y nos pusimos a reír.
Pablo acompañó a Brenda a su puerta, y Marcos y yo nos quedamos solos.
-¡Me duelen los pies!- dije como una cría pequeña.
-¿Y la cabeza no? Que raro...- Marcos me miró y me guiñó un ojo.
-Que va, si yo aguanto mucho.- Cogí carrerilla y me subí a su espalda, nos faltó un pelo para caernos.
Me llevó hasta mi casa a coscoletas. Me tranquilizé un poco gracias al sonido de su corazón, si pensareis que es un poco cursi, pero es verdad. No hablamos nada durante todo el camino, sólo sentía como mis piernas se balanceaban de un lado a otro al ritmo de su corazón.
Llegamos a mi portal- Venga baja, que estoy cansado, que parece que no pesas... pero sí. ¿Te vas a conectar?
-¡Claro!
Se quedó mirándome, se acercó a mi. No teníamos ni 5 centímetros de separación y puse los brazos sobre sus hombros. Lo miré a los ojos, esta vez lo veía más guapo que nunca. Me temblaban las piernas, no me salía la voz, podía oír perfectamente su respiración, puso sus manos en mi cintura y las ganas de besarle eran cada vez mayores. Cerró los ojos, cerré los ojos, y... me dí la vuelta y abrí la puerta.
¡Soy gilipollas! Es lo que pensé cuando abrí la puerta. No podía hacerlo, no podía besarlo sabiendo que Susana le quería, y no lo hice.
-¡Espera Ashley! Estás un poco mareada, vamos a comprarte chicles de menta.- Lo sabía, él esta noche quería royo, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario.
-Venga, vamos, pero rápido.
Empezamos a andar. Estaba super incómoda, no me creía que hubiera sido capaz de dejar así a la persona de la que estaba enamorada.
Salimos del chino, con una bolsa de chicles de menta en dirección a mi casa.
-¿Por qué?- Se paró y me miró, estaba cabreado.
-¿Por qué que?- Me hice la tonta, no tenía ganas de hablar, y menos después de esto.
-Por qué me has dejado así, parecía un idiota allí parado...
-No sé...
-Por algo lo habrás hecho, ¿no?
-¿Te hubieras enrollado conmigo, de verdad?
-Sí, pensaba que me ibas a besar...
-¿No te acuerdas de lo que te he dicho antes?
-¿Lo de Susana?
-Sí...- Me odiaba, había estado apunto de traicionar a una amiga, pero acababa de perder la oportunidad de besarle, no tenía ni puta idea de qué hacer.- Entiendeme, ella... Ella vale más que cualquier tío, y si te quiere, yo no puedo hacer nada. Tiempo al tiempo, que el amor no dura para siempre...
Me miró, se quedó callado, sabía que tenía razón. Estábamos en mi puerta.
-Bueno, adiós Marcos.-Me quedé mirándolo, no podríais ni imaginar las ganas que le tenía...
Me acerqué y le abracé. Me sentía... mágica. Estando junto a él me sentía feliz, parecía que nada podía estropear el momento, hasta que habló.
-¿Pero te vas o qué?
-Sí, sí.- Flipé. Nunca, pero nunca me había hablado así. Se había puesto borde, y cuando se ponía así no le soportaba.- Bueno, pues adiós, ya si eso nos vemos mañana.
Mientras subía en el ascensor empecé a llorar, no me podía contener más. Le quería, y había perdido la oportunidad por una amiga de la que ahora mismo, dudaba que hubiera hecho lo mismo.
Llegué a casa y me acosté sin decirle nada a nadie, esperando no volver a despertar.

Continuará...*

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Capítulo 1.

Es viernes por la noche, hace muchísimo frío, es el cumpleaños de Susana y... hacemos botellón, está claro.
Marcos y Pablo compran las botellas mientras que Susana, Brenda, Tom y yo nos esperamos detrás de los juzgados, como siempre. Llegan, y empiezan a sacar las cosas, compraron 1 botella de Negrita, vasos, cubitos y chicles de menta.
-¿Sólo una? Va a ser poco, que hoy tengo que ahogar penas...- dije entre risas, aunque lo decía de verdad.
-Que va, si va a sobrar. Tom no bebe, es light completamente, yo y Pablo vamos a beber poco, y Marcos con medio ya va mal... ¡Jajajajaja!- Brenda nos miró a Susana y a mí. Sabía lo que queríamos las dos, y la verdad, no le hacía mucha gracia que fuéramos a beber como si fuera la última vez, por si pasaba algo, tener excusa.
-Pero Susana y yo bebemos por todos vosotros, ya verás, no va a sobrar nada de nada.- cogí la botella y mi vaso y empecé a echarme.
-¡Muchacha, para! Que si sigues así no queda para nadie, trae, yo sirvo.- Marcos me quitó la botella. Cuando lo hizo me acarició la mano y todos los pelos de mi cuerpo se erizaron, me encanta esta sensación.
Los vasos no duraban ni 5 minutos, Susana llevaba 3, yo 5 y empezamos a hacer tonterías. Nos cogimos las dos de la mano y empezamos a saltar escaleras, y como se sobreentiende... ¡OSTIA MONUMENTAL!
Todos echaron a correr hacia nosotras- ¿Estáis bien?- Nos levantamos y seguimos con lo nuestro sin responder siquiera.
Marcos me cogió del hombro, me sentó a su lado en un banco apartado y se quedó callado mirándome. Empezó a reírse.
-¿Qué? ¿De qué te ríes?- estaba cabreada con él, aunque no sabía por qué.
-Perdona, pero es que no podía aguantarme más la risa, a sido una ostia para grabarla.- dejó de reír- Lo de ahogar penas en alcohol, ¿por qué lo decíais?
-Porque... bueno, como ya sabes, a mi me gusta uno desde... tanto tiempo que ya ni me acuerdo, y Susana...
-¿Por mi?
-Sí, por ti. Marcos, ¿no lo entiendes? Ella no ha dejado de quererte, y cada vez que te lías con ella su amor crece y crece, y no me parece bien que la utilices así, que sólo la quieras para cuando te da la gana...- Me cogió de la mano y me echó esa sonrisa de ''lo siento, no es mi culpa'', no podía más.
Me levanté y salí corriendo. Entre las lágrimas y la angustia no veía donde pisaba así que me paré. Tom me enganchó del brazo y me sentó a su lado. Trató de tranquilizarme, quería contárselo todo, pero no me salían las palabras.
Diez minutos después ya se me había pasado todo y ya volvía a ser yo.

Continuará...*

Intriducción y personajes.


Ashley es una chica de unos 15 años. Nunca ha tenido grandes problemas con su familia ni amigos, pero cuando hablamos del amor, la cosa cambia.
Ella se siente mal, nunca ha encontrado el amor. Nunca ha tenido a nadie que le dijera que era única y que no la cambiaría por ninguna otra, que la quería...
Hoy por hoy, se encuentra con dos problemas, y sí, son por amor.
Ashley se ha enamorado de sus dos mejores amigos y no tiene ni idea de lo que hacer.

Personajes principales:

Ashley: protagonista.
Soy de estatura normal, 1'65m más o menos. Castaña clara, con el pelo largo, liso o rizado, con los ojos grandes y marrones, verdosos a la luz. Tengo 15 años y estoy en 3º de la E.S.O. Soy simpática, graciosa, borde a veces, inteligente, gandula, muy crédula y enamoradiza, como cualquier adolescente. Me encanta escribir y bailar. Amo el Reggae y la música pop, raro, ¿verdad? Soy alguien incapaz de quedarse quita, alguien que necesita salir y comerse el mundo.

Marcos: primer problema.
Es un chico normal como cualquier otro. Es muy simpático y gracioso, está loco perdido, es un idiota y muy, muy, muy cabrón, siempre anda pegandome y siempre nos estamos peleando. Tiene 18 años y va a 4º. Mide 1'72, moreno, ojos marrones oscuros, cuerpazo...
Lo conocía de vista, va a mi instituto. Empezé a tener amistad con él cuando Brenda y Pablo empezaron a salir. Y una cosa llegó a otra y, aquí estoy, enamorada hasta las trancas de él.

Lucas: segundo problema.
Es muy alto, mide 1'85 como poco. Tiene 16 años. Es delgado, con los ojos pardos, una sonrisa preciosa y unos dientes perfectos.
Nos conocimos en verano, un día de feria. Desde entonces es uno de mis mejores amigos, al que le contaba todo. Nunca me habría imaginado que llegara a gustarme, pero así sucidió. Un día te das cuenta de que lo que sientes es algo más que amistad, y no puedes hacer nada más.

Lorena: es mi mejor amiga.
Es bajita, rubia, con el pelo rizado y los ojos azules.
Lo sabe todo de mí y de mis problemas. Está al corriente de todo lo que me pasa por la cabeza. Es más bien como mi hermana, aunque nos estamos separando ya que ella repitió este año.

Susana: es mi segunda mejor amiga.
Tiene 16 años. Es igual de alta que yo, un poco rellenita, los ojos marrones y el pelo castaño oscuro y por el hombro. Coge confianza con todo el mundo, es simpática y con el tiempo, una guarra.
Le quiere a Juan y sabe que yo también.

Brenda: es una amiga de la infancia que poco a poco me ha ido cambiando por Sus.
Tiene 15 años, es alta, con una talla 100 de tetas, con el pelo castaño por el hombro, con flequillo, los ojos pequeños y marrones.
Es la novia de Pablo.

Pablo: novio de Brenda.
Es un chico muy simpático, de 17 años, es como un hermano mayor para mí.
De 1'70, moreno y con los ojos negros.

Tom: el mejor amigo de Marcos.
Va a otro instituto. Tiene 16, es blanco de piel, moreno y con los ojos pardos, mide 1'65 y tiene una sonrisa bonita.
Todos dicen que le gusto, pero no sé, yo lo veo más como un amigo que como otra cosa.